Cuando se habla de la salud de la mujer, por desgracia, nos encontramos con muchos tabúes. El origen es claro: hasta hace poco, no se solía hablar tan abiertamente de los «problemas de la mujer». Ir al ginecólogo se reservaba para cuando no había más remedio… valían más los remedios de la abuela: si te pica alli abajo «ponte yogur» o «unos baños de tomillo te irán muy bien» y un largo etcétera, y siempre queda el «no te quejes tanto, niña» Si bien es cierto que los remedios naturales en ocasiones pueden ir bien, y aunque muchos funcionan, no están respaldados por una evidencia científica, lo que los hace difícilmente recomendables por parte de un profesional de la salud.

Por suerte, últimamente las cosas han ido cambiando. El muro y los tabúes se han ido rompiendo progresivamente gracias a la emancipación de la mujer, el respeto por su figura y su apoderamiento. De este modo, el desconocimiento y el pudor poco a poco se han ido desvaneciendo. El interés por el propio cuerpo y lo que pasa es uno de los motores de este cambio. El descubrirse uno mismo es una de las mejores recomendaciones que os puedo dar. Conocer el propio cuerpo es de suma importancia.

Si os conocéis vosotras mismas sabréis qué es normal y, por tanto, podéis saber lo que no lo es cuando las cosas cambian, y podréis pedir ayuda al respecto. Por ejemplo, con respecto al pecho, no tengáis miedo de exploraros; si lo hacéis, hacerlo con la mano abierta y plana, después de la ducha y pasada la regla. Tener confianza en tu ginecóloga o ginecólogo te ahorrará muchos problemas futuros: hay muchas enfermedades o trastornos que, cogidos a tiempo, tienen mucho mejor pronóstico y son potencialmente curables.

Hablar de las cosas que nos pasan no hace ningún daño, todo lo contrario: puede dar solución a patologías a largo plazo que de otra manera no se solucionarían tan bien. Os pondré un ejemplo: es muy habitual presentar alguna fuga de orina después del parto, pero no es tan normal que se mantenga en el tiempo: consulte si sigue pasando a los seis meses o más. También es normal tener ciertas molestias en las relaciones sexuales después del parto, pero no debe tener pudor de explicarlo.

En resumen, habla sin miedo, sin pudor, confía. Los profesionales estamos para eso, a veces pecamos de distantes y, tal vez, lo que tenemos que hacer es volvernos más cercanos y haceros ver más a menudo que estamos para ayudarte y para intentar solucionar juntos los problemas que vayan surgiendo.

Dr. Ricard Figueras Claver, doctor especialista en Ginecología / Policlínica Comarcal del Vendrell

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