La demencia es un síndrome. Es un concepto que utilizamos para referirnos al conjunto de signos y síntomas producidos por una alteración en la fisiología cerebral.
Los síntomas son siempre progresivos e irreversibles. En su fase más avanzada, conllevan una pérdida de autonomía y la consecuente dependencia de otras personas. Algunos de los síntomas más comunes son:
- No recordar acontecimientos recientes.
- Dificultades a la hora de seguir indicaciones.
- Problemas para seguir conversaciones.
- Desorientación en lugares familiares.
- Aislamiento y pérdida de intereses.
- Bajo control de las emociones.
- Etc.
En cambio, cuando nos referimos al Alzhéimer, hablamos de una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso. Es la principal causa de demencia en el mundo, pero no la única. Entre las más comunes están:
- Enfermedad de Alzhéimer, el diagnóstico más frecuente en adultos mayores. Se asocia con acumulaciones anormales de proteínas en el cerebro, conocidas como placas amiloides y ovillos neurofibrilares, junto con la pérdida de conexión entre las células nerviosas.
- Demencia frontotemporal, poco frecuente y que tiende a aparecer en personas menores de 60 años. Se denomina así por las áreas del cerebro que resultan afectadas. Los cambios en el lóbulo frontal provocan síntomas conductuales, mientras que los del lóbulo temporal causan problemas de lenguaje y emociones. Estos cambios incluyen cantidades o formaciones anormales de las proteínas tau y TDP-43, así como la pérdida de células nerviosas.
- Demencia con cuerpos de Lewy, cuyos síntomas incluyen problemas de pensamiento, movimiento, conducta y estado de ánimo. Las personas con este tipo de demencia presentan depósitos anormales en el cerebro de una proteína llamada alfa-sinucleína, conocidos como cuerpos de Lewy.
- Demencia vascular, diagnóstico que se da cuando hay cambios vasculares en el cerebro, como un accidente cerebrovascular o lesiones en los vasos pequeños que llevan sangre al cerebro. También puede haber cambios en la sustancia blanca, es decir, los “cables” de conexión que transmiten mensajes entre las regiones cerebrales.
- Demencia mixta, cuando se cree que el deterioro está relacionado con una combinación de cambios en el cerebro. Por ejemplo, puede haber evidencia de lesiones típicas de la enfermedad de Alzhéimer y de demencia vascular. Los investigadores continúan estudiando cómo y por qué pueden coexistir diferentes alteraciones cerebrales, lo que ayudará a comprender mejor los distintos trastornos y a desarrollar estrategias de prevención y tratamiento personalizadas.
- Alcoholismo crónico, especialmente el síndrome de Wernicke-Korsakoff, un daño cerebral grave causado por la deficiencia de vitamina B1 (tiamina) debido al consumo excesivo y prolongado de alcohol. Se manifiesta con pérdida de memoria, confusión, problemas de coordinación y dificultades en la función ejecutiva. Además de este síndrome, el daño directo del alcohol en el cerebro también puede provocar otras formas de deterioro cognitivo.
- Enfermedad de Huntington, en la que la demencia se refiere al deterioro progresivo de la memoria, el pensamiento y la capacidad de juicio, propio de este trastorno genético hereditario y neurodegenerativo. Afecta principalmente al cerebro, causando daño gradual en ciertas células nerviosas, lo que da lugar a movimientos involuntarios, trastornos de conducta y un empeoramiento de las capacidades cognitivas con el tiempo.
El Alzhéimer siempre acaba causando demencia. En las primeras etapas de la enfermedad puede no haber síntomas evidentes y, por lo tanto, aún no se puede hablar de demencia. Cuando estos síntomas progresan e interfieren con el desarrollo de la vida diaria, es entonces cuando hablamos de demencia causada por Alzhéimer.
Fuente: alzheimers.gov
Manuales y/o guías para cuidadores de personas con demencia:
https://www.alzheimers.gov/es/como-vivir-demencia/consejos-cuidadores