Para empezar a entender el papel de la educación social en los centros socio-sanitarios debemos dejar de lado los planteamientos basados únicamente en la medicina y la biología y trabajar desde una mirada abierta al cambio con la intención de ofrecer cuidados integrales, flexibles e innovadoras que se ajusten a las necesidades de los pacientes tanto a nivel social, psicológico, biológico…
De este planteamiento, se deriva una intervención ofrecida por equipos multidisciplinares que trabajan por la salud del paciente entendida en su sentido más amplio y donde se pone de relevancia la dimensión social y educativa como parte importante de la salud.
Otro punto importante a esclarecer es el rol de educador/a social es la asociación errónea que se hace entre el ámbito socio-sanitario y la gente mayor ya que se atiende a cualquier persona mayor de edad que, tras estabilización de enfermedad aguda en centro hospitalario, en el momento del alta sigue sufriendo una discapacidad que requiere cuidados que no se pueden alcanzar a domicilio.
Dependiendo de las características del paciente, dentro del sociosanitario, se encontrará en una u otra unidad: convalecencia, residencia, hospital de día, cuidados paliativos, … pero en todo caso, siempre habrá atención por parte de un amplio equipo de profesionales de atención directa formado por médico, psicólogo, terapeuta ocupacional, logopeda, trabajador social, enfermería, auxiliares de enfermería, educador social…
Dentro de este contexto bastante complejo en el que también se trabaja con la familia y en torno al paciente, el educador social divide sus tareas en lúdicas y terapéuticas haciendo la planificación y redacción de las mismas junto con todo el equipo.
Dentro de las tareas lúdicas, normalmente de carácter más grupal y heterogéneo, están más dirigidas a ocupar el tiempo de ocio de las personas ingresadas ya dinamizar los grupos con el fin de que su paso por el centro sea más ameno y el impacto en la su vida social, espiritual, cultural,… sea lo menos posible.
Por otro lado, las tareas terapéuticas, en grupos más homogéneos, ayudan a estimular y/o reeducar capacidades o habilidades de su vida diaria que han quedado afectadas por la propia enfermedad que ha sufrido o por el proceso de hospitalización por lo ocurrido.
Sea como fuere, las actividades que se lleven a cabo siempre quedarán reflejadas en el plan de atención del paciente con objetivos concretos, metodología a aplicar, temporalización y evaluación continua de los progresos del paciente y de la propia actividad para ir así modificando los objetivos o actividades en relación con la situación del paciente.