Todos tenemos claro que cuando hace frío es mejor estar en casa que en el exterior pero… ¿nuestro hogar es tan seguro como pensamos? Y es que en algunas situaciones como la subida del precio de los suministros puede llegar a ocurrir que no tengamos la posibilidad de disponer de calefacción, chimenea,… o de no poder tener encendido esto durante las horas que nos gustaría.
Por este motivo, si nuestro cuerpo está sintiendo frío reacciona para mantener la temperatura ideal y comienza a acelerarse el ritmo cardíaco, a aumentar la presión arterial, el estrés,… comportando agravamiento de otras patologías que, sobre todo, sufren los colectivos más vulnerables.
Por otra parte, si la casa está fría es muy probable que aparezca humedad y mohos con la aparición de microorganismos que pueden ser muy tóxicos ya que los mohos habitualmente liberan esporas que agravan las patologías respiratorias como también pueden disminuir la función pulmonar de las personas que están expuestas a diario.
Además, en lo referente a la respiración, también debemos tener en cuenta que la humedad hace que se reproduzcan más rápidamente los ácaros que con sus heces provocan la mayor parte de las crisis asmáticas a las personas alérgicas a éstos.
Para combatir en la medida de lo posible estas situaciones sería aconsejable ventilar los hogares aunque haga frío ya que la condensación que se crea en el interior hace que la humedad aumente exponencialmente. También es conveniente cubrir las posibles entradas de frío con cintas adhesivas, cortinas gruesas…
Y sobre todo, como en todas las circunstancias que nuestra salud puede verse afectada, debemos consultar siempre ante cualquier duda o incidencia al profesional adecuado.