Es sabido por todos que cada vez más la sociedad posee mayor número de herramientas más fiables y reproducibles para acceder a todo tipo de información, y obviamente el sector sanitario no queda al margen de este asedio informativo, por otro lado paralelo a los cauces científico-bibliográficos que todo licenciado en medicina adquiere a lo largo de su vida profesional y que puede interferir, e incluso nos atreveríamos a afirmar que hasta cuestionar, la opinión profesional emitida en un consultorio de medicina. Dado por tanto el nuevo contexto en el que nos encontramos de demanda de información en los despachos, se hace necesario dotar a los gabinetes médicos de todas aquellas pruebas diagnósticas que nos acerquen con la mayor precisión posible a la realidad del problema de salud del que nos pregunta al otro lado de la mesa.
La incontinencia urinaria es, sin duda, una de las consultas con más prevalencia anual en la especialidad de uroginecología, existiendo en la literatura sobradas pruebas de que hasta entre un 30 y un 70 % de la población a partir de los 30 años puede padecer en algún momento de su vida algún tipo de trastorno de la continencia urinaria que altere social, laboral o psicológicamente su estado de bienestar. Es ahí donde, más allá de la exploración física, la analítica rutinaria, la ecografía y la cistoscopia, la urodinamia o estudio urodinámico, adquiere un papel fundamental a la hora de poder emitir un juicio médico razonado, probado y garantizado de las posibles causas del tipo de incontinencia que padezca el paciente. Atendiendo a la extensa dimensión del censo de la consulta de ambas especialidades en PCV, se hace difícil seguir explicando por qué se mantiene a la uroginecología sin la dotación de esta exploración entre la cartera de servicios de sus miembros al frente, a sabiendas que con mucho mejorará la labor de los mismos y en definitiva otorgará mayor veracidad y reconocimiento de trabajo bien hecho. Lo cual redundará, en último término, en una mejoría de la puntuación en los cuestionarios de calidad asistencial por parte de los pacientes, objetivo número uno, sin duda, del discurrir de una consulta de cualquier especialidad médica.
La urodinamia se realiza ya no solo en el diagnóstico de la incontinencia urinaria de esfuerzo, de urgencia o mixta, sino que también se utiliza en el diagnóstico de algún tipo de enfermedad neurológica con diana vesical, infecciones urinarias de repetición, trastornos de obstrucción vesical e incluso en el abordaje diagnóstico previo de la patología obstructiva prostática, necesitando descartar un trastorno del buen funcionamiento de la contractilidad del músculo vesical previo a la cirugía de aquella.
Se trata de una prueba de complicación media, que requiere de la colocación de un fino catéter uretral y en ocasiones otro transrectal, y del llenado vesical progresivo para intentar reproducir en la medida de lo posible el comportamiento vesical con la imprescindible colaboración del paciente en la respuesta a nuestras preguntas. Tiene una duración de entre 15 y 45 minutos y es necesario en ocasiones repetir alguna de las fases del procedimiento, de manera ambulatoria y previa profilaxis antibiótica. Los resultados son inmediatos y se comunican al paciente incluso durante el mismo procedimiento, ahondando así en la satisfacción del paciente por abandonar el gabinete urodinámico con parte de las respuestas a sus preguntas.
Dr. Héctor Hernández, doctor especialista en Urología/ Policlínica Comarcal del Vendrell