Todos hemos oído hablar en un momento u otro de la alimentación saludable pero en muchas ocasiones se confunde con dietas por la pérdida de peso, dietas por según qué enfermedades o simplemente evitar comer grasas. Pero la alimentación saludable no es sólo lo que comemos, puede considerarse todo un conjunto de acciones para mejorar nuestra salud; entre otros beneficios, nos aporta la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas importantes como la hipertensión, enfermedades neurológicas, coronarias y diabetes.

Hace muchos años que nuestra dieta, la dieta mediterránea está siendo estudiada y se consolida como la dieta más saludable que existe hoy por hoy. Sin embargo, a la hora de realizar estudios, recomendaciones o implantaciones de dietas debemos tener en cuenta a la persona como un conjunto de elementos, por lo que en la dieta y sus hábitos tendrán influencia factores económicos, culturales y sociales. Sin embargo, y en cualquier caso, la alimentación debería ser:

  • Equilibrada: proporcional a edad, sexo y situación vital.
  • Suficiente: cantidad adecuada para mantener nutrientes (hidratos de carbono, grasas, minerales, vitaminas, proteínas,…) y peso adecuado.
  • Variada: diversidad de alimentos para garantizar el aporte de todos los nutrientes, para que sea más agradable y alimentos de todos los grupos.
  • Apetitosa: alimentación que active los sentidos y la haga perdurar en el tiempo.
  • Sostenible: factores relacionados con la adquisición de alimentos e impacto en el medio ambiente.

Por tanto, comida saludable, actividad física y actividad mental es vital para una buena salud; pero siempre se recomienda seguir los consejos de los profesionales en la materia para optimizar los resultados y prevenir posibles incidencias en caso de tener alguna enfermedad que pueda ocasionar contraindicaciones.